miércoles, 21 de octubre de 2009

Mi oficio






Al igual que Zeus se dedica
a mantener todo ser que viva,
yo hago que el amor siga
ardiendo tras cada acción,
tras cada sentimiento roto, un perdón.

No basta hermano, con tu flecha
tu eres impulso que todo empieza
eres la llama donde todo tropieza;
pero detrás de ti, todo se apaga
sin mi, hasta la pasión más alta.

Es hermoso y cansado mi trabajar:
me ocupo de la existencia del mar,
de contar cada gota que se ha de llorar,
de cada labio al que se debe consuelo
de que yazcan juntos y abuelos.

Si una vez fuisteis, simples mortales,
andróginos completos, se hace
difícil, tras las fisuras rapazes,
volveros perfectos a conjuntar,
ya no sois engranajes en paz.

lunes, 12 de octubre de 2009

ANTIPACTO DE ANTEROS


No quiero crecerte ni corresponderte
pues en el fondo no te quiero.

Tú eres el polen de la primavera,
mientras para mí tu amor,
se convierte en el rumoroso
y triste vagar de las hojas otoñales.

Tú bendices la vida,
yo la expongo al peligro,
tú llenas de alegría el alma de las flechas
cuando yo soy la hiel que las desvía,
tus alas yo las corto
tus frutos los aborto…
Tú eres el principio, yo el verdadero fin
tú eres la mentira, yo la engañosa realidad
tú eres el fuego, yo invento las cenizas.

¿Entiendes por qué no te quiero?
Para mí no hay golondrinas
‘que de tu balcón sus nidos
vuelvan a colgar’,
sino sólo nidos en sábanas frías.
Yo soy la saeta que hiela el corazón
cuando los labios quedan baldíos
y el amor se convierte en miedo,
pues los celos disfrazan a la muerte.

Gemelo eterno
tú eres el deseo,
yo soy quien viene tras de ti,
vadeando la rutina, el desengaño,
esperanzas alzándose perdidas
sin que el amor correspondido
nos haya defraudado.
Yo aspiro a enamorarlos
ante el dolor que pasa como otra felonía.

¿Quieres hacer conmigo un pacto?
De acuerdo,
sólo si me dejas tu arco y tus alas,
y yo intercambio las mías
de mariposa vengadora.
Así creceré como una sombra hostil
que no germinará
viendo el dolor de los otros en tu vida
y yo sintiendo a veces la alegría.

Disputemos la palma,
en esta torpe humanidad que es ya jauría.
Alegrémonos llorando juntos
amemos vengando los asuntos
de tantas ilusiones perdidas
confusiones que echemos por tierra
con el odio que hemos
heredado y horadado inmundos
en los corazones que nunca alegraremos
pero que flecharemos juntos.

Somos niños, pero hace ya milenios
que desechamos el juego de la apariencia,
creemos en el profundo amor que ama
pero no reclama por temor a quien critica.
Somos contrarios aunque nunca tú lo digas
desde la soledad de un alma trémula
que se niega a darse cuenta en torno
pues los demás dibujan su apariencia
de un modo que nos ciega
que nos cierra las puertas a toda claridad
por conveniencia.
Nuestra vida es así:
-Gemelos a conciencia entre la multitud-
ni acaba ni comienza
nuestra estirpe
que es otro rito eterno
innoble en la jauría.

El carcaj de Anteros
4 de octubre del 2009.

PACTO DE EROS

Recién llegas --Anteros-- a crecerme.
No voy a imaginarte reemplazado:
Fingiré ser adulto por cuidar la apariencia.

No previeron que yo podía simular
ser tu contrario.
Creyeron que yo necesitaba un corazón
y no otro niño alado
disputando mi palma.

Estamos en peligro:
les molesta el rostro diferente.

No voy a predicar correspondencia
retenerte es mi canto exclusivo
pero empiezo a crecer
desaparezco
terminan para mí las oquedades
donde asilo tu imagen como un credo.

Aléjate
no me busques –Anteros:
No soporto esa edad
en la que todos sueñan con lo mismo.
Compadece mis súplicas.

Fingiré ser adulto
por cuidar la apariencia.

Encárgate a mi instinto.
Tú eres mi cuerpo apócrifo.

Podría ser contigo un niño perdurable
pero empiezo a crecer:
Escapa
desentiéndete
de este engendro sumiso que legaron.

Disputemos la palma
y alejémonos:
Seré niño mientras tú estés distante
Acércate y verás cómo envejezco.

Es prudente –Anteros—
que hagamos nuestro pacto.
Si aceptas podrán hasta absolvernos.
Voy a confiarte la estrategia:
Ocúltale a los hombres
el último reducto.
Es lo primero que van a devastar.
No enseñes tus prodigios.
No permitas que usurpen el amor.

La verdad no merece la blasfemia:
así que no te ocultes para mí.
Descúbrete a la entrada.

Mueran previendo
que van a descifrarnos.
Expiando no vamos a vivir.
Gritaré que no fui nunca
tu contrario.

Recién llegas –Anteros— a crecerme.
Creceremos
pero uno en el otro.
Nadie cargará con nuestra culpa
sólo tú y yo:
somos niños cuidando la apariencia.

Las profecías de EROS
4 de septiembre del 2009.